martes, 10 de febrero de 2009

Los niños regresan con la mochila viajera

Todos los lunes, llega a la clase la mochila viajera donde los niños, despues de habérsela llevado el fin de semana, nos cuentan con quién han leído el cuento, qué les ha parecido la actividad a las familias, si les ha gustado, otgros libros que tienen en casa...
Este es el resultado de lo que estamos recopilando:

domingo, 25 de enero de 2009

¿Queréis conocer a Muna?

Muna es nuestra mascota; es un chiribita que ha llegado del espacio en una nave espacial y va a pasar todo el curso con nosotros; nos enseñará costumbres y tradiciones en muchos lugares del mundo, y claro, nosotros le tenemos que enseñar a ella cuáles son las nuestras. Para ello, todos los viernes vendrá a nuestras casas, y en ellas, podremos jugar, sacarla a pasear, y sobre todo leer. Leeremos con papá y mamá el libro que traemos en su supermochila "Monstruos divertidos", y una vez hecho, escribiremos en las dos fichas lo que más nos ha gustado del cuento, y nuestros padres, lo que les ha parecido la actividad. ¡Será divertido!

miércoles, 14 de enero de 2009

Leemos con Muna

Todos los viernes, nuestra mascota Muna y el libro "Monstruos Divertidos", llega a casa de un niño de la clase. Durante el fin de semana pueden jugar con ella y leer el libro junto con sus papás, hermanos, tíos, abuelos....
Después de eso, como actividad final, cada familia (junto con el niño) rellena dos hojas del libro viajero donde anotan lo que más les ha gustado, otros cuentos que el niño tiene en casa, qué les ha parecido la actividad...

domingo, 4 de enero de 2009

El lector no nace, se hace

Los niños están abriéndose al mundo, conociendo posibilidades y adquiriendo autonomía de movimientos. Es pues una edad adecuada para desarrollar un hábito lector que pueda consolidarse después en la adolescencia. Los padres y maestros tenemos un papel a jugar en la creación y consolidación de este hábito. Pero hay que tener claro que las estrategias para conseguir un hábito lector presentan unas peculiaridades diferentes a las que solemos emplear para conseguir otros propósitos. Es ineficaz plantearlo como una actividad de estudio, como plantearíamos, por ejemplo, la hora de los deberes.
La animación a la lectura difícilmente se consigue por imposición. Se obtiene a través de un tratamiento positivo, obrando indirectamente para que se cree un clima favorable a la lectura. Hay quien dice que la afición de leer actúa por contagio: por contagio de unas actitudes, de un ambiente o de una oferta creada en su entorno para que se desarrolle este beneficioso "virus".

He aquí unas cuantas líneas de actuación interesantes:

La primera: Crear en casa un ambiente de lectura. Ver al padre o a la madre con un libro o un periódico en las manos se convierte en una referencia importante del propio comportamiento. Supone además que en la familia hay ratos dedicados a la lectura a los que los hijos se pueden sumar.

La segunda: Hablar sobre libros. Oír cómo se comenta el interés -o incluso el aburrimiento, por qué no- que suscita la novela que tienes entre manos prolonga la actividad lectora; se crea una transmisión de saberes y de comunicación muy importante para cimentar el gusto lector.

La tercera: Leer los libros apropiados para tu hijo. Acercarse a la inmensa oferta actual de libros infantiles y compartirlos con los hijos va a suponer para muchos padres el descubrimiento de una literatura rica y variada, que proporciona momentos de conversación e intercambio con los niños.
La cuarta: Buscar entre esta oferta temas que conecten con sus aficiones. Hay libros infantiles sobre muchos campos y dirigidos a mentalidades y edades muy variadas.

La quinta: Convertir la tele en una aliada, no en un enemigo. Si la pequeña pantalla es lo que realmente le engancha, hay que fijarse en sus programas y películas preferidos y tratar de buscar libros relacionados con su pasión. Tenemos ya garantizado un mínimo de interés.

La sexta: Conocer la biblioteca pública del barrio. Los fondos de la sección infantil y juvenil de las bibliotecas públicas ofrecen muchos más libros de los que se puedan comprar en casa. Suelen celebrarse además actividades de animación a la lectura y encuentros con otros lectores.

La séptima: Incluir en las salidas de compras una vuelta por una buena librería. Aunque no se compre nada, es bueno ver las novedades que han aparecido, o qué hay sobre un autor o un tema que le interesó.

La octava: Tratar de averiguar qué tipo de lector es nuestro hijo y respetar sus ritmos. Hay lectores compulsivos, que no paran hasta que hayan terminado el libro. Los hay, en cambio, calmosos. Hay lectores a quienes les gusta releer el mismo libro y los hay ávidos de novedades. L Darle un margen a su manera de leer contribuye a consolidar el hábito.

La novena: No empeñarse en que le guste lo mismo que a sus padres. Hay que recordar que se está forjando su gusto por la lectura, no el de papá y mamá. Y hay que saber esperar para dar los libros adecuados en el momento oportuno.